04 noviembre 2009

Los Zenúes, Gente de Maíz

Desde hace varios años escuchamos a expertos e instituciones hablar que el mundo está en crisis. Si, hay crisis humanitaria, ambiental, económica y aliemtaria. Pero más que exigir la solución de otros, la pregunta más importante es: ¿Qué podemos hacer nosotros desde nuestras casas, desde nuestras comunidades o desde nuestras organizaciones?

Como estas crisis no surgen de ahora, sino de procesos de muchos años, pero también han surgido propuestas y procesos de organizaciones en muchas partes del mundo tratando de construir alternativas. Es así que en el Resguardo de San Andrés de Sotavento cuatro organizaciones de productores y artesanos nos hemos organizado en la Red Agroecológica del Caribe (Recar). Desde acá nos hemos unidos a otras redes internacionales como el Movimiento Agroecológico de América Latina (Maela), con los que trabajamos por una agricultura orgánica, sin el uso de agroquímicos y protegiendo los suelos, las semillas criollas y el medio ambiente. Desde estos espacios trabajamos unidos, hombres y mujeres de todas las edades, por la utopía de una economía propia a través de los mercados locales.

Todos podemos aportar en la solución de los problemas, pero desde luego que debemos ser consiente de cuáles son las causas de ellos. No podemos resolverlos todos al mismo tiempo, pero si podemos fijarnos metas para poco a poco hacer de este planeta, y nuestra vida en él, algo que valga la pena.

Es por esto que desde nuestras organizaciones creemos que la conservación y uso de las semillas criollas hacen parte importante de esta apuesta. Este puede ser nuestro grano de arena en la construcción de esta gran casa comunitaria. Somos semillas de maíz, somos gentes de maíz. Tenemos más de 30 variedades criollas, que son el lego de nuestros antecesores que por cientos de años las conservaron para nosotros, sus hijos. Con ellas nos dejaron también un conocimiento acumulado de su uso, mediante el cual podemos disfrutar de sus ricuras y gran variedad de patos típicos. Pero ellos, los ancestros, también nos enseñaron a adorar esta planta, por eso cada cosecha es una fiesta, un jolgorio que desborda toda alegría ante la seguridad de tener alimento para nuestra comunidad y nuestras familias. Los zenúes somos gente de maíz. Por milenios, esta planta ha estado ligada a nuestra cultur, y en nuestros tiempos, seguimos atados a su existencia. Por eso, un deber histórico nos llama hoy, el deber de defenderla ante las amenazas que le suscitan las nuevas biotecnologías: Los agroquímicos, las semillas mejoradas, los monocultivos y ahora las semillas transgénicas nos han avocado a una lucha sin cuartel. En defensa de nuestros maíces criollos y en general de todas nuestras semillas nativas, La Recar ha emprendido la campaña “Semillas de Identidad”, que hoy es acogida en muchos países.

Semillas de Identidad busca generar conciencia en los pueblos y la sociedad en general sobre la importancia de conservar y proteger nuestras semillas. Fruto de esto, los Zenúes han declarado su resguardo, como Territorio Libre de Transgénicos (TLT).

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